
Roldanillo
En enero son las fiestas del Museo Rayo. Entonces un parche puede ser ir a ver un encuentro de teatro o un concierto y luego salir a buscar a plan
Entre ellos estaba el abuelo Felipe, que escribía columnas para El País contando del avance de los trabajos del Distrito de Riego RUT, el sistema regional de abastecimiento de agua para Roldanillo, La Unión y Toro, y la obra más grande que en su momento llegó a emprenderse en esa parte del departamento. Con sus más y sus menos. Con una tala de árboles caracolís atravesada en la mitad, dicen los viejos. El abuelo Felipe lo iba contando todo en las columnas.
Quién sabe si sean cosas de la genética o del destino pero Carrillo también escribe para este periódico desde hace varios años. Es un muy buen periodista; capaz de hallar datos insólitos, como cuando para una nota sobre las ciclorrutas de Cali encontró que la ciudad tenía una pendiente topográfica de tres grados. O sea que en bicicleta le resulta más o menos igual de simple –o compleja- a todos sin distinción. Desde un bebé a una abuelita.
En el pueblo cursó hasta primero de bachillerato en el Gimnasio Norte del Valle y para noveno, décimo y once, pasó al Belisario Peña, el colegio público donde se graduaron el poeta Carlos Villafañe y Ómar Rayo. Por esas condiciones: la del periodista que llevaba en la sangre, y haber caminado varias de las edades más despreocupadas de la vida en Roldanillo, los recorridos que ha hecho por el pueblo hoy son un viaje de datos que supera de lejos cualquier proyección de Googlemaps. ¿Cuál es el mejor plan de todos? ¿qué no podría dejar de ver en una visita? ¿cuál es el mejor día?, le pregunto a salvo de la lejanía de un buscador:
“El parche es según la época. En enero son las fiestas. Y los Mundiales de parapente. Los parapentistas dicen que ese es uno de los mejores voladeros del mundo por las térmicas que llegan del Pacífico y se encajonan en la montaña. Por eso es que llega mucho extranjero. Y por eso muchos se quedan. Por eso es que también hay tanto hostal. Mi papá, que se quedó viviendo allá, tiene uno, El Corral; allá se hospedan sobre todo alemanes.
En enero también son las fiestas del Museo Rayo. Entonces un parche puede ser ir a ver un encuentro de teatro o un concierto y luego salir a buscar a plan. Es algo que en el Valle solo ocurre allí: parte de la vida gira alrededor del Museo. Y lo otro son los arreboles. El sol se pone de colores: rojo, naranja, violeta. ¡Yo no se en Roldanillo por qué los arreboles son tan bellos! Rayo incluso les dedicó una obra: decía que en Roldanillo la luz era vertical…”.
Cuando estaba más joven Carrillo tuvo un periódico en el pueblo: El Gran Norte. Fue su manera de ganarse la vida después de terminar la práctica profesional. Con vocación de periodismo agropecuario y Carrillo de director, gerente, conductor, fotógrafo, vendedor y periodista, El Gran Norte se mantuvo por cuatro años como un periódico tan bien hecho que no se terminó, sino que tuvo ofertas de compra y un comprador. Así que consecuencia de aquel trabajo, durante buen tiempo Carrillo también se la pasó dando vueltas por el pueblo detrás de los datos insólitos que de vez en cuando lo obsesionan.